En estos días anda de visita en Miami una amiga que vive en Europa. Se acaba de comprar una computadora nueva, pero me cuenta que en la tienda le pusieron un ‘cap’ para pagar por lo que gana. No la dejan pagar más de cierta cantidad mensual por su computadora. ¿Se parece a algo que conocen? En Europa, las regulaciones son estrictas, y aún así, a veces parecen exageradas. ¿No es mi problema decidir qué cantidad pago mensual si decido comprar con crédito? Unas veces las leyes pecan de excesos, otras, pecan por defecto. Nosotros, andamos en el defecto y nivelar esto parece tarea hercúlea.
Aquí, ahora mismo, el robo de las tarjetas de crédito es horroroso. Sí, robo, porque negocio, cuando no existe la menor integridad, es hurto. Sobre todo, en los barrios hispanos. Una simple bancarrota en Miami, por ponerles un ejemplo, y a la persona le llueven ofertas de tarjetas de crédito. Ni les cuento antes de la bancarrota, los intereses alcanzan hasta 30% si los llamas para decirles que atraviesas un mal período pero que quisieras pagar, seguir pagando, salvar tu crédito.
La gente que acaba de llegar, tiene un bombardeo constante de correspondencia ofreciéndole crédito, y en las tiendas, ofreciéndole tarjetas. Los estudiantes de college y de universidad, tienen mesas frente a las instituciones bien nutridas de vendedores de tarjetas de crédito que se convierten en trampa de lobos.
Esta es la posible buena noticia: Obama Warns Credit Card Companies New Regulations Are Coming
El otro problema son los préstamos estudiantiles. El sistema es engorroso, difícil de transitar, y en el quehacer diario, la mayoría de los estudiantes que conozco terminan atrapados en las peores ofertas y con una deuda gigante, que contrariamente a lo que muchos piensan, la mayoría paga. Y a qué precio. En los 70, el interés era de apenas un 2% para los loans federales. La matrícula, los libros y la deuda de un estudiante comparada con los tiempos que corren es de risa. En la Florida, ahora mismo, de acuerdo a este estimado, la deuda estudiantil coloca al estado en la posición 42. El monto aproximado de la deuda de un estudiante universitario es de $20.000. Yo les aseguro que es más. Los préstamos estudiantiles se han convertido en un Minotauro casi invencible, y especialmente, en un negocio demasiado fácil para las instituciones prestas a facilitar la caída, siempre con intereses superiores a los loans directos federales, protegidos y asegurados al fin por el mismo gobierno federal. Siempre cobrando, default o no de los pagos del estudiante.
La posible buena noticia: Obama Remarks on Higher Education
Yo no sé en qué parará todo esto, pero en ambas posibles medidas, antes mencionadas, vuelvo a lo mismo, cruzo los dedos, espero. Porque es prematuro juzgar ahora mismo. Porque andamos todos en el mismo tren y sin maquinista que lo dirija o que lo pare, entonces, que sea lo mejor que sea, si es posible, si está en los planes, si todo esto no es otra píldora sicodélica de apaga y vámonos.
El problema de las tarjetas de crédito y de los loans estudiantiles no es un problema de gente que se endeuda porque le da la gana. Es más que eso, es sobrevivir o terminas debajo de un puente. Claro que hay minorías y aprovechados. Los hay en todas las esferas. Los habrá siempre. Se trata de apoyar a aquellos que lo necesitan, de equilibrar un mercado de embudo, egoísta, avaricioso y a costa de los que ven en esa tarjeta de crédito o en ese loan la sovevivencia del día a día.
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